En pleno centro de Madrid, dentro de una mazana cerrada, se decide actuar en una parcela con poca fachada y mucho fondo proyectando un edificio residencial. Contiene una planta baja con dos viviendas con jardín, 7 plantas con 2 viviendas por planta y 2 áticos en la planta 8. Al ser una parcela tan alargada, todas estas viviendas se organizan en torno a un patio interior de luz. Se opta por un parking robotizado en las plantas -2 y -3 debido a su reducida superficie. Las zonas comunes de la urbanización como el jardín, piscina y salas comunitarias de reservan para la planta -1.